1. Fueron ideados para caminar descalzos sobre ellos: disfrutadlos así
Los peores enemigos del parquet y la tarima flotante son los zapatos y zapatillas de calle. Traen piedrecitas adheridas a sus suelas, chicles y suciedad tanto pegajosa como afilada, peligrosos filos en el caso de los tacones, agua cuando llueve o limpian las calles…
Lo mejor es que te quites los zapatos nada más entrar por la puerta y disfrutes de tu suelo en zapatillas de andar por casa, calcetines o sobre tus mismos pinreles, si no hace frío aún. Si te resistes a esta práctica, al menos coloca un buen felpudo a la puerta y conciencia a todos para que lo usen.
2. ¿Se está levantando tu parquet recién puesto?
Puede tratarse de dos problemas: o la solera —capa de cemento que se aplica antes de poner la resina— está floja, en cuyo caso conviene poner más solera para fortalecer ese cemento… o la madera no está montada de forma correcta —pueden haber puesto demasiado pegamento y esto lo hace parecer hinchado, debido al agua que incorpora el pegamento.
En ambos casos, has de llamar al profesional que realizó la instalación para que acuda, levante una tabla, y vea por sí mismo qué está sucediendo.
3. ¿Ha caído bastante agua en la tarima?
Respuesta rápida: ¡Sécala, CORRE! Tienes pocos segundos antes de que empiece a filtrarse entre sus rendijas. Y la humedad funciona como una bomba de relojería con tu parquet o tarima flotante. Pasa papel de cocina en cantidades industriales y, si el agua ha calado entre las juntas, usa un secador de pelo con mimo para no quemar la madera.
Esto se aplica a las manchas: no permitas que lleguen a secarse, retíralas con un paño húmero inmediatamente. Lava líquidos como leche o zumo con detergente suave. Y manchas de tinta o rotulador con un poco de alcohol.
En cualquier caso, hazlo con detergentes suaves y jabonosos, especialmente indicados para estos suelos, y nunca con vinagres, pues estropearán la madera con sus ácidos. ¡Ah! Y por cierto, pasa la fregona siempre una vez cada 10 días, bien escurrida para que no suelte demasiada agua que se filtre entre las juntas.
4. ¿Y si le cae pegamento o algo pegajoso que se endurece?
En este caso, ármate de quitaesmalte, algodón y un elemento incisivo, pero no punzante, pues vamos a un tratamiento de absoluta precisión: ve aplicando poco a poco el quitaesmalte y frota con suavidad para ver si va ablandándose y saliendo la mancha pegajosa. Añade intensidad y la ayuda del elemento (puede ser un destornillador envuelto en un trapo, para ayudarte a rascar), hasta que veas resultados.
5. Calza las patas de todo el mobiliario —sillas, mesas, sofás— con fieltro
Sobre todo, los muebles más pesados, y aquellos que muevas con asiduidad. Ah, y apoya nuestra campaña para que todo el mundo deje de arrastrar las sillas al sentarse a la mesa. ¡SÍ-SE-PUEDE!
6. Pásate del cepillo a la mopa
No lo dudes.
Acabarás antes, recogerás más suciedad y ofrecerás a tus suelos la suave caricia que está deseando, en lugar de la ligera pero constante abrasión de las cerdas de plástico.
7. Si el parquet o la tarima crujen en una zona en concreto…
Lo más probable, en el caso del parquet, es que se haya soltado la solera, esa capa de cemento que se aplica antes de poner la resina de la que hablábamos al principio. Lo mejor es levantar esa zona, limpiar y pegar de nuevo la solera, acuchillando después la estancia por completo (puesto que hacerlo solo en un punto se notaría demasiado).
8. Adiós a los crujidos con polvos de talco
Esparce este mineral suave sobre las piezas que crepitan, y repártelo con un cepillo o una brocha, para que se adentre en las rendijas. Déjalo reposar unos minutos y después limpia con un paño húmedo y tu producto para madera.
Repite la operación varias veces mientras vas pasando sobre las tablas para que el compuesto se asiente. Los cambios higrométricos —aumentos o descensos de humedad, en distintas épocas del año— provocarán cambios en el tamaño y la forma de contacto de cada tabla. El talco rellenará, a modo de almohadilla suavizante, estos huecos o fricciones que provocan los chirridos.
9. Y adiós a los cambios de humedad con…
La ayuda de un humidificador en verano y la calefacción en invierno. Lo ideal es que mantengas un nivel equilibrado todo el año, entre el 35% y el 65%.
Por cierto, hablando de humedad: si tu parquet se levanta a causa de ella, lo más probable es que tengas una fuga en alguna tubería. Busca bien por todas partes, incluido la trasera de los rodapiés. También puede tratarse de la fuga de un electrodoméstico, como la lavadora o el frigorífico.
10. Lijado y barnizado cada 10 años
Si dejas pasar mucho tiempo entre acuchillado y acuchillado, necesitarás pulir más profundamente para ponerlo de nuevo en forma. En definitiva y según nuestros parquetistas y acuchilladores profesionales, un parquet seco y limpio que no se enfrente a abrasiones diarias puede durarte (mantenimiento periódico mediante) más de 25 años.
11. Y para terminar, ¿qué suelo recomiendo para instalar desde cero?
Vamos por opciones: la económica y resistente puede ser una tarima laminada —no es de madera— de calidad AC4.
Una AC5 será un poco más resistente e, igualmente, algo más cara.
Si la opción ha de ser madera sí o sí, vamos a por tarima flotante multicapa. Eso sí: ten en cuenta que, con 3 mm de grosor de madera noble, solo podrás lijarla una vez.
Y si buscas un parquet que te dure “toda la vida”, ve a por uno de madera 100% de 1 cm de grosor. Ha de ser instalado por un profesional porque su complicación es bastante mayor que la de las opciones anteriores.
Y si necesitas reparar, acuchillar, lijar o barnizar parquet, tarima flotante o suelos laminados,. ya sabes, no dudes en consultar a nuestros parquetistas profesionales.
Fuente original: https://www.homeserve.es/blog/2017/10/04/11-trucos-y-consejos-para-mantener-y-recuperar-tus-suelos-de-parquet-o-tarima-flotante